Para dar cumplimiento al ODS 14 relacionado con ‘Vida Submarina’, se ha considerado la implementación de un indicador específico, el indicador 14.3.1 que contempla el monitoreo de la acidez marina promedio (pH) en estaciones representativas en océanos abiertos y costeros. Sin embargo, el monitoreo en áreas costeras presenta desafíos debido a que existen múltiples factores que generan variabilidad en el pH en zonas costeras, incluyendo el efecto que tienen las descargas de agua dulce, el flujo de materia orgánica y carga de nutrientes, que generan en su conjunto procesos de acidificación costera.
‘Queremos transmitir que el indicador es muy bueno, pero si lo usas en el océano abierto. En zonas costeras, ocurre una constante interacción con otras variables, no sólo el efecto de la disolución o captura del CO2 atmosférico, por lo que se van a registrar cambios que no necesariamente están asociados a ese forzante, sino también a otros. Ese mensaje debe ser claro, porque hay acciones que se pueden acometer para mantener el pH en la zona costera que no necesariamente se traducen en resolver la forzante de la acidificación global del océano, que es el incremento de CO2 atmosférico’, expone Cristian Vargas, académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC) e investigador del Secos.
Además, otros factores locales como el cambio de uso del suelo y las descargas de nutrientes desde los ríos pueden tener un impacto significativo en el pH a lo largo de décadas, con impacto en los servicios ecosistémicos costeros, complicando la evaluación de la acidificación global. ‘Es necesario tomar consciencia de que hay factores que también afectan el pH en la zona costera, que se pueden abordar a una escala local, con leyes, con regulación a nivel de gobierno regional, de política gubernamental y participación de otros actores sociales. Esa es la visión, podemos ver esto como una oportunidad para generar cambios’, manifiesta Vargas, también autor del paper.
La información es de Diario Concepción: